En las prácticas me dieron vacaciones. Primero hasta mitad de marzo y luego las redujeron a febrero.
Debo confesar que realmente estas vagaciones me cogieron de sorpresa, dándome dos opciones:
1º Quedarme echado en la cama viendo el techo.
2º Disfrutarlas al máximo!!!
Como no terminó de converserme la primera alternativa, decidí no hacer nada (hacer nada? Será hacer algo) o mejor dicho nada que no quisiera hacer.
Así, he ido a la playa (ya dos veces y sigo sin broncearme la cara!!!)
Además, últimamente he publicado varios artículos sobre cine, pero no vayan a pensar que El Gato Descalzo cambió por El Gato Criticón. Simplemente soy un cinéfilo y aprovechando el descanso puedo compartir con ustedes un poco más de esta afición.
Por estas fechas al VHS le dio por fallar. Acostumbrado a grabar las pelis, se redujo mi cuota de cine en casa. Sin embargo,al retomar mi agenda cultural, semanalmente he visto 2 o 3 films en cartelera (algunos estupendos como La Caída o Alto Impacto, otros como Elizabethtown y King Kong hicieron que deseara ser Jim Carrey en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos).
También retomé la lectura, con El Caso Galton de Ross Macdonald y La hora azul de Alonso Cueto.
Por cierto murió la pila de mi reloj y me he dado cuenta que puedo vivir sin celular pero no sin consultar la hora.
Y estoy viendo si posteo con más frecuencia, sobre estas y otras Cosas que (me) pasan, ahora que se arregló mi conexión (maldita Telefónica, ya era hora!) y tengo más tiempo...